La respuesta de los enemigos de la Paz

Allende La Paz, Especial para Cambio Total.
Los enemigos de la Paz siempre han estado activos sembrando la discordia entre los colombianos y anegando de sangre inocente los campos y ciudades. Mas ahora, en estos precisos momentos, estamos ante una arremetida de esos enemigos que pretenden mediante el asesinato parar las discusiones en la Mesa de Conversaciones en La Habana –Cuba.
Esos sectores se apoyan en los sectores más militaristas de la “sociedad” colombiana y, a través de ellos, realizar sus acciones de torpedeo a un posible acuerdo entre la Insurgencia Armada y el Gobierno. Ellos están haciendo “política” que en Colombia significa llenar de muertos, desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, desplazados, las ciudades y el campo, en una muestra de la “combinación de todas las formas de lucha” oligárquicas.
Siempre ha sido así. Apenas se vislumbra la posibilidad de un proceso de paz serio, que ataque las causas que han originado el conflicto interno colombiano, enseguida los “enemigos de la Paz” re-comienzan los actos más aberrantes de barbarie. Esa es la forma de “hacer patria” de unos criminales asesinos que lloriquean cuando las FARC-EP les responde de la misma manera –que entre otras cosas no tiene la continuidad que muchos quisieran-.
Evidente entre esos “enemigos de la Paz” tenemos que mencionar el “señor de las sombras”, Uribhitler, mafioso de vieja estirpe y conocido narco-paramilitar contra quien cursan en la CPI varias denuncias.  Ahí se da la mano con el señor César Gaviria, quién hasta tiene de coordinador en la Mesa de Conversaciones a su “peón de brega”, a fin de llevar la Mesa al fracaso, como ya hizo en Caracas.   También ocupa un lugar destacado el “Pesista” Pinzón –pólvora por aquí, pólvora por allá y la mecha no sirve para nada-, quien desde el ministerio de defensa se ha convertido en un adalid contra el proceso que se adelanta en la Habana. Y lógico que tienen sus “periodistas” “investigadores”, que viven de chupar la sangre de los colombianos dizque porque ellos son “analistas”, pero nunca le han explicado a los colombianos por qué es que reciben miles de dólares de la USAID.
Desde luego que los asesinatos y masacres los adelantan a nombre de las BACRIM, nombre dado ahora por la policía y el ejército estatales a los narco-paramilitares, viejos socios de esas dos instituciones carcomidas por la corrupción. A nadie engañan con la maniobra distractora. Son los “perros de la guerra” que viven de la sangre de los pobres colombianos pobres. Cada día son más y más las denuncias del contubernio impúdico entre las fuerzas militares-narcoparamilitares-clase política. Detrás de ellos están los oligarcas de siempre a quienes les favorece más el negocio de la guerra que la ganancia de la Paz.
La actual arremetida, como siempre también, la hacen contra los colombianos desarmados, inermes, que hacen política –y a veces ni eso- con las reglas de juego de la oligarquía en el poder. Hay que decirlo bien claro. La oligarquía quiere una Paz que someta a sus reglas de juego a la insurgencia armada y ello significa que el statu quo es “intocable”, no negociable. Flaco servicio le hacen los que desde el exterior “ayudan” a que el derecho del pueblo colombiano a la rebeldía sea acallado bajo las reglas de juego burguesas, en tanto las oligarquías nativas y el imperio acaban las “izquierdas” a sangre y fuego.
Los cobardes asesinos no dan la cara. No se paran en la plaza pública a explicar el por qué de su proceder y cuáles son sus propuestas, porque le pasaría como a Uribhitler en San Andrés, territorio copado por las bandas asesinas de los narco-paramilitares que utilizan la Isla para contrabandear sus alijos de drogas ilícitas. Todo corre subterráneamente, como corren los dineros del narcotráfico. Eso lo sabe nuestro pueblo y no se dejará usar. No podemos permitir que bajo una bandera –el partiotismo- seamos manipulados por los incapaces en la “Casa de Nari” y todas sus instituciones que andan “pescando en río revuelto”.
Tenemos que perseverar en los intentos de las personas de bien por lograr una Colombia en Paz, con justicia social. Tenemos que trabajar con mucho cuidado porque la oligarquía es una sola, unos hacen el trabajo sucio y otros “politiquean”. Primer objetivo a alcanzar en una hipotética Paz es no dejarnos matar. Acabemos con la forma oligárquica de asegurar sus “mayorías”. Acabemos con la corrupción. Construyamos la Nueva Colombia.

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