Pa’lante y pa’tras. Las inconsecuencias del gobierno


José María Carbonell, Cambio Total.

Al no existir una política estatal de Paz se cae fácilmente en la improvisación. E improvisar no es lo mismo que flexibilizar. Por el contrario. El gobierno de acuerdo con el público que lo escucha echa pa’lante y al momento siguiente si cambia el interés del /o el público echa pa’tras.

Esa inconsecuencia es producto de la carencia de una política estatal que adelante el proceso de Paz -como proceso puede durar un año, o dos, o mucho tiempo como duraron los vietnamitas dialogando con los franceses y después con los gringos de norteamérica- y en ese proceso se va construyendo la confianza entre las dos partes, además de ir avanzando en los puntos concretos que debe contemplar la firma de un eventual Acuerdo de Paz.

En ese ambiente carencial el gobierno de turno improvisa de acuerdo con su conveniencia política e interés particular y algunas veces hasta pone fechas de terminación de las conversaciones, introduciendo un elemento que no debería jugar ningún rol en los diálogos. En el momento actual de la Mesa de Conversaciones, por ejemplo, el gobierno dice una cosa aquí y otra allá, una cosa ante los gremios empresariales, otra ante los ganaderos, otra cosa en el Caguán y otra más a Le Figaro.

Con un solo hilo conductor: chantajear a las FARC para vencerla en la Mesa de Conversaciones, cosa que no han logrado en el campo de batalla, máxime cuando las FARC están en el plano de haber detrrotado el Plan Colombia, con imperio incluído, y para satisfacer las exigencias de los sectores más retardatarios de la vida nacional: terratenientes, ganaderos, militaristas, políticos corruptos de los partidos tradicionales.

Es a todas luces improcedente nombrar a personalidades que han fracasado en anteriores intentos, así haya sido que la orientación gubernamental era -y es- hacer fracasar el diálogo de ese momento y quizá el de ahora. Y naturalmente el gobierno en su inconsecuencia está ”dando palo de ciegos” sin atinar en sus intentos y por ello la desesperación ante la enhiesta posición exhibida por las FARC-EP que si saben para dónde van y tiene desde su nacimiento una política de Paz.

Causa enorme asombro a sectores internacionales que sean las FARC-EP las que desde 1964 exhiben una política de Paz y ellas han ido madurando su visión en la medida de los sucesivos intentos de diálogos desde la década de los 80. Incluso los propios periodistas de los medios burgueses han tenido que reconocer los avances de las FARC y su enorme capacidad de flexibilización de sus propuestas, las cuales, al igual que sus acciones armadas, apuntan a un solo norte: la solución política del conflicto interno colombiano, o si no es posible dada la terquedad de la oligarquía y el imperio: la toma del poder para el pueblo.

Ello, desde luego, está en sintonía con lo planteado por el Camarada Manuel Marulanda, Comandante de las FARC-EP: ”No queremos humanizar el conflicto sino acabar la guerra”. Y para acabar la guerra se deben acabar las causas que han originado el conflicto y, desde luego, para acabar el conflicto la oligarquía y los otros sectores en el poder deberán pagar su justo precio. Eso es lo que no quieren los sectores en el poder en Colombia. Ellos lo que quieren es que la Paz les salga gratis y que no se señalen sus politicas criminales.

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